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Crean diamantes en laboratorios

Hoy en día, el creciente desarrollo de la tecnología, ha impactado en absolutamente todos los sectores. Y es que, el sector joyero no se queda atrás. Desde hace unos años atrás, muchos especialistas se dedicaron a crear increíbles diamantes en laboratorios, con un proceso por supuesto diferente al natural.

Lo primero que realmente sorprende a todos, es la gran similitud, los diamantes hechos en laboratorio, son completamente idénticos a un diamante natural, tanto en su forma y apariencia, como en su composición química a pesar de no haberse formado bajo la faz de la tierra.

Fotografía cortesía de GIA

La gente esta apostando por estos diamantes

Podemos ver que, estos diamantes de laboratorio, fueron muy bien recibidos por clientes y joyerías, ya que aportan demasiado beneficio al medio ambiente. Sobre todo, las nuevas generaciones son las que más han mostrado gran interés en estos diamantes de laboratorio. Especialmente las personas más conscientes con el tema de la ecología. Esto ayuda también a que estos diamantes, de laboratorio, puedan ser una gran opción en el mercado a futuro. Ya que, es una manera de adquirir una joya preciosa y especial de la mejor manera y con el menor daño al planeta.

Es necesario destacar, que la producción y elaboración de diferentes tipos de piedras, inició hace muchísimos años, desde el siglo XIX. Pero, es hasta hoy que los especialistas han conseguido elaborar unas piedras tan iguales y exactas que es prácticamente imposible diferenciarlas. Hechas al mismo tamaño y mismas características de superficie. En esta misma forma de elaboración dentro de laboratorios, se han creado diferentes tipos de piedras, desde zafiros, esmeraldas y ahora hasta los mejores diamantes.

Fotografía cortesía de GIA

El comercio de los diamantes de laboratorio

El comercio de este tipo de diamantes de laboratorio, tiene el permiso de ser comercializado como diamante real. Los beneficios de adquirir unos de estos diamantes son 2. El primero, es principalmente su casi nulo daño al medio ambiente; y el segundo beneficio, es que su costo baja muchísimo, hasta más de un 30 a 40 por ciento del valor de un diamante natural. Este costo, por supuesto, puede llegar a ser incluso mucho menor, cada vez que su mercado vaya creciendo y ampliándose en el mundo. Obviamente, esto obligaría a que la explotación minera del diamante, bajase, y que los que ellos produzcan, reducirles de gran manera el precio en comparación a los diamantes de laboratorio.